Lamentamos informar que a sus 80 años nos ha dejado físicamente nuestro querido Antonio Femia y con él una parte enorme de nuestra Historia.
Socio desde los 10 años, porque “antes de esa fecha no teníamos el dinero para pagar la cuota de inscripción”. Desde los 16, trabajando dentro de las subcomisiones de cultura, de fiesta y de deportes. A tus 22 ya eras parte de Comisión Directiva. Creciste bajo el techo de tus mayores y aprendiste a conducirlo con tu estirpe socialista.
Actual Secretario del club, aún te costaba identificarte como tal. Para todo el que te preguntaba, siempre eras “el Presidente”. Y no es para menos. Fueron años y años de gestión a cargo de Villa Malcolm, en muchas ocasiones casi en solitario, lo que te llevó a aferrarte de tal manera que te desvivías para que tu amado club subsista ante cada embate político y social coyuntural del país, cuidando su frágil economía a cualquier costo. Y también de los oportunistas y agoreros de turno que quisieron hacer de un club social y deportivo una simple empresa inmobiliaria o deportiva.
Malcolm fue "la razón de mi existencia". Tu ex mujer tenía razón cuando te preguntaba si te habías casado con ella o con Malcolm. Pasabas más tiempo en club que en tu propia casa. En realidad, tu casa siempre fue el club.
Querido Antonio, la nueva camada de dirigentes que nos toca hacernos cargo de los destinos del club, hoy nos quedamos un poco más huérfanos. Tu figura implacable, esa con quien discutir, pelear y luego volver a hacerse amigo, nos deja la posta para defenderlo como lo supiste hacer. Nos toca despedirte con tristeza y dolor, pero comprometiéndonos a continuar tu legado de amor y pasión por Villa Malcolm, tu más maravillosa herencia.
Gracias, querido Antonio. Gracias y hasta (la victoria) siempre.
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