Al frío otoñal de las alturas de Villa Crespo lo cubrió el manto helado que escupió tu boca, siempre tan opuestamente cálida de bromas y risas. Tiritaron los labios, los ojos se cristalizaron y se quebró tu voz. Sacudiste la perplejidad de los cuerpos que atónitos no creían.
Volviste al club que se deleitó con tus primeros trucos de magia dentro de una cancha. Volviste al ruedo, al camino. Y en ese andar, te jugaste la vida. Por esas ganas, por esa pasión, por esa filosofía de vida. Te la jugaste, literalmente. Y eso te hace grande. Pero hoy toca bajar. Momentáneamente bajar. Parada forzada. Estación obligatoria.
Simple consuelo que aún las turbinas sigan funcionando, tracción a sangre y motor felicidad. La tristeza amarga del momento no será un impedimento para verte florecer nuevamente. En cuestión de tiempo, tu Corazón de León volverá a rugir como siempre, más que nunca. En tu risa "nace algún milagro que mantiene tibia la ilusión de volverte a ver".
"...Duele renacer, no hay ocaso sin amanecer. Te veré brillar entre sombras que no están..."
#FuerzaFede
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